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Dos gigantescas burbujas, de 25.000 años cada una, se extienden desde el centro de la Vía Láctea, al norte y al sur del plano galáctico. No se habían detectado hasta ahora y no se conoce su origen, pero los científicos especulan que podría tratarse del remanente de una erupción del entorno de un agujero negro supermasivo. Las dos burbujas podrían también haberse formado a partir del gas de procesos masivos de formación de estrellas gigantes cerca del centro galáctico hace varios millones de años.

De momento, los científicos que han descubierto esta insólita estructura, que puede tener millones de años de antigüedad, han anunciado su descubrimiento a la revista The Astrophysical Journal y están haciendo más análisis de los datos para intentar comprender cómo se formó. La clave del hallazgo estaba en las observaciones realizadas con el telescopio de rayos gamma Fermi, de la Nasa.

Doug Finkbeiner, astrónomo del Harvard-Smithsonian Center of Astrophysics (EE UU), y dos estudiantes de doctorado (Meng Su y Tracy Slatyer) han descubierto las dos burbujas de la Vía Láctea analizando datos tomados por el telescopio hace un tiempo y ahora ya de libre acceso (los astrónomos, cuando hacen una investigación con un instrumento de este tipo, tienen un plazo de unos meses para analizar su información y después ésta pasa al dominio público).

Finkbeiner y su equipo se centró, en concreto, en los datos tomados con el detector del Fermi LAT (Large Area Telescope), el más sensible y de mayor resolución para rayos gamma que se ha lanzado al espacio, informa la Nasa.

Había ya, sin embargo, indicios de las dos gigantescas burbujas en datos de otros observatorios espaciales, por ejemplo en los registros de rayos X tomados por el satélite alemán Roetgen.

También el observatorio espacial Wmap, de la Nasa, cuya misión ha concluido recientemente, había detectado un exceso de señal en radio en la posición en la que ahora han identificado la estructura los científicos del Harvard-Smithsonian Center of Astrophysics.

Tal vez para otros especialistas pasó por alto esta estructura de la Vía Láctea por efecto de la llamada niebla de rayos gamma del cielo, que se produce cuando partículas que viajan casi a la velocidad de la luz interactúan con el gas de la galaxia.

El equipo de Finkbeiner ha estado refinando modelos para descubrir nuevas fuentes de rayos gamma oscurecidas por esta emisión difusa y así han dado con las dos burbujas, que parecen tener bordes bien definidos.

La forma de la estructura sugiere que se formó debido a una emisión relativamente rápida, pero su origen sigue siendo un misterio. La idea del agujero negro se sustenta en los chorros de partículas identificados en otras galaxias que parecen proceder de materia precipitándose en un objeto de ese tipo. (Jackemate.com)

 

Fuente: El País de Madrid

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