“Cada acto de incivilidad o de delincuencia debe dar lugar a una sanción rápida y proporcionada” Lo dijo Martine Aubry, primera secretaria del Partido Socialista francés. Inicio estas líneas haciendo un alto en el título recelando por la interpretación del término aborigen. Si se me permite, no hay lugar para el disgusto ni la deshonra ante la uso de una palabra valiosa cuyo significado es sinónimo de autóctono, local, descartándose se infiera como ofensivo, peyorativo o discriminatorio. Aclarado esto, seguimos plasmando una idea con dogmático respeto por quien no acompañe un mismo concepto.
En bien de la aludida objetividad una vez pontificada por las escuelas de periodismo, y hoy puesta en dudas por los mismos institutos, nos induce a asumir que muchas enunciados se suscitan dentro de un contexto influido por las circunstancias.
A este principio no escapan los integrantes de la corporación política de cualquier país quienes recitan discursos estructurados en profundos principios o por principios insondablemente modelados por intereses diversos.
Haciendo camino al andar, restablecemos la idea de sacar en limpio las nuevas estimaciones de la izquierda aparecida en la cuna de
Revivamos que no fue sólo trascendental para Francia, sino que valió de ejemplo para otros países, focos de conflictos sociales similares, en contra de un régimen anacrónico y opresor. Esta revolución simbolizó el triunfo de un pueblo pobre, oprimido y cansado de las injusticias, y esta izquierda florecida, tal vez en recuerdo de esos ideales, diseña en teoría, un criterio de seguridad incomparable a viejas posturas.
Damos por seguro, lo hacen desde una trama resplandecida por el respeto al pobre, cuya vida hoy está a merced de otros individuos de iguales características, pero atraídos por la violencia e inclinados a quebrantar la ley y nula conciencia del sentido de pertenencia social.
Y a lo mejor ese fue el manantial del que abrevó el cambio. Martine Aubry, primera secretaria del Partido Socialista francés e Intendente de Lille, y el intelectual de izquierda Hervé Algalarrondo, vicejefe de redacción de Le Nouvel Observateur, visualizan la problemática de la inseguridad con otros ojos a los tradicionales.
En nuestro país, un destacado integrante de
Entendió que “no hay estudios ni estadísticas; absolutamente nada. En
Sería muy temerario que los más entusiastas inculcados de ideología enmarquen estas opiniones como provenientes de un representante de la rancia derecha, pues indicaría un hondo desconocimiento de quien es este ciudadano.
Aubry pregona la necesidad de tener una visión global de la protección de los ciudadanos y revelando que ese es el sentido del Pacto nacional de protección y de seguridad pública que propone el partido. “Una política que concilie el corto plazo -el de la reacción, la represión y la sanción- y el largo plazo -el de la anticipación, la prevención y la disuasión”.
Rehabilitación policial
Siempre con el objetivo de condicionar el accionar del delincuente y reforzar la seguridad, corresponde “primero devolver a la policía y a la justicia los medios para cumplir sus misiones.
Todos somos testigos de la reducción de la presencia policial en el terreno y la degradación de sus condiciones de trabajo” y destaca “que no debe haber zonas sin ley, y hacia ellas movilizaremos, a largo plazo, los servicios de represión y de información afectados a la lucha contra la economía subterránea, la violencia urbana y las agresiones contra las personas” asegurando que “cada acto de incivilidad o de delincuencia debe dar lugar a una sanción rápida y proporcionada”.
Basta, la capacidad de asombro está al límite. Lentamente separaremos las cosas. Primera víctima, los pobres. Si, esos pobres que dialécticamente son protegidos pero al efectuar cierto revisionismo histórico y aparece en nuestra memoria los numerosos asaltos sufridos con una buena cuota de muertos y heridos en perjuicio de humildes conductores de motocicletas, peones de taxis, violencia en establecimientos educativos establecidos en las propias villas de emergencia, a docentes.
Lo incomprensible, víctimas y victimarios suelen habitar en los mismos barrios humildes. Antes el rapaz asumía algún miramiento por su vecino, por su igual, hoy esos códigos se perdieron. La intendente de la francesa Lile, menciona la degradación de las condiciones de trabajo de la policía.
Eso en Francia, un país central, pero con grandes coincidencias con una nación periférica. Cualquiera se conmueve al concurrir a una comisaría, por lo menos en Rosario.
Edificios viejos, olvidados, destruidos, hacer un trámite sencillo nos hace pensar ir a una mazmorra sin tener en cuenta la instalación unas casillas sobre cuatro ruedas apostadas en algunos parques de la ciudad que no brindan una imagen de jerarquía, sin omitir las casetas de vigilancia erigidas sobre las calles peatonales. Pero vale ser objetivo. Esto no es un problema de hoy. Fue ayer, es hoy y será mañana.
En realidad en los edificios policiales se alojan dos tipos de presos: quien quebrantó la ley y el policía que los vigila. Sencillamente terrorífico.
Más adelante continuaremos analizando la nueva postura sobre seguridad de una nueva izquierda. (Jackemate.com)
Por Lic. Ricardo López