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Cada día la corporación política se encuentra más y más vinculada al teatro que a su verdadera función. No se revela nada explicando la influencia de las nuevas tecnologías en los medios de comunicación e insistir en destacar los cambios introducidos en la sociedad.

La presencia de la televisión implantó transformaciones en las conductas de individuos anónimos quienes dispuestos a convertirse en seres visibles no reparan en adoptar posturas disparatadas ante una cámara.

La prensa escrita por sus características suele ser más reflexiva en el desarrollo de la información, sin negar aquellos periódicos sensacionalistas adictos a borrar de la memoria todo principio ético para la obtención y construcción de la noticia.

De todos modos, resultan crueles las entrevistas televisivas a padres que denuncian públicamente los abusos sexuales en perjuicio de sus hijos siendo reprochable, tanto la iniciativa familiar de narrar la historia como el propio medio que sin reparo lucra con la situación.

Demás está decir que a la luz de los sucesos, amerita pensar que a ninguna de las partes les inquieta la situación de menor abusado, unos por creer que enunciar los problemas a la prensa la justicia actuara pronto y mejor y el otro por cumplir con sus objetivos profesionales

Así, asemejando el contexto, se debe prestar atención a la ansiedad de funcionarios políticos a multiplicar su presencia masiva a través de los medios para manifestar preocupación ante ciertos episodios estremecedores.

En los últimos tiempos, visualizando el lugar asignado a las agencias de seguridad estatales dentro de la trama político social, solemos prestar atención a distinguidos hombres dedicados a la criminología o derecho penal, ponderar con soltura como tratar los problemas de inseguridad.

Todas las conjeturas están presentes, pero la realidad señala, en unas provincias más que otras, una anomia persistente, dando pie a especular en errores en la aplicación de las soluciones o, en el peor de los casos, la no observancia de las mismas.

El Código de Procedimiento en lo Penal, depositario de las obligaciones a cumplir por el poder judicial y la policía, sitúa a cada institución en su correcto lugar, pero nada refiere sobre la actividad de funcionarios políticos en procedimientos específicos.

Y esto no es sarcasmo. Usted ciudadano, le conviene mirar y tomar conciencia. La figura de burócratas en actos policiales no certifica una sobresaliente pesquisa, más aun, se erigen en componentes de imposición para los equipos de trabajo pudiendo incitar al error.

Un ejemplo preciso, el homicidio de la pequeña Candela. Era asombroso el conjunto de personas vistas en el terreno donde fuera hallado el cuerpo de niña.

Los especialistas identificados, aparentemente por una vestimenta color blanco, se resumía a cinco o seis personas, el resto, todos espectadores ociosos para la problemática.

En todas las sociedades el poder político y las fuerzas de seguridad tienen un lazo de mando y obediencia dejando ver nítidamente que la calidad buena o mala de los vigilantes es el resultado del control ejercido por los primeros.

En síntesis, el actor desea ser alabado y si persigue un rol protagónico, debe indagar en una obra y escenario indicado, pero inmiscuirse en un quehacer extraño es factible que su actuación sea pésima y duramente criticado. (Jackemate.com)

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