Hora local en Rosario:
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Tiempo atrás juzgaba tomar la decisión de aportar a mis conciudadanos una pequeña serie de sugerencias destinadas a ser tenidas en cuenta para cuando uno concurre a un bar o restaurante. La única verdad es la realidad y ésta suele ser perversa cuando nuestras jornadas normales están teñidas de alertas ante la dura unión del accionar de la delincuencia y las maniobras de funcionarios públicos que, por sus propias limitaciones profesionales o restricción ideológico-política, no logran devolver el estado de tranquilidad deseado por la comunidad.

Es ciertamente tremendo permanecer alarmado cuando desenvolvemos nuestra vida corriente. La ascendencia de los medios de comunicación en nuestro sentir es innegable y la transpolación de hechos delictivos de una geografía a otra, a veces presumo que debe incitar, aguijonear la psiquis de algunos trasgresores de la ley en el orden local.

Si bien es indispensable reconocer lo esporádico de este tipo de delito en Rosario, la ciudad ya cuenta en su haber con varios bares y restaurantes visitados, sin audiencia, por delincuentes quienes amenazadoramente con el idioma de las armas dieron a conocer los motivos que los llevaron a concurrir a esos sitios.

Sin  embargo, no mostraron una preferencia gastronómica, pero si predilección por las billeteras de los hombres o carteras de las señoras, sin mencionar celulares, joyas, etc., para luego fugar raudamente, aunque alguno supiera tener problemas de visión  e embistiera, por supuesto sin intención, un grueso vidrio, para una vez caído ser acogido por las victimas.

En la actualidad una billetera de hombre como una cartera de mujer contiene documentos varios como así, las seductores tarjetas de crédito o debito. Una vez fuera de la esfera de control de sus propietarios, estos quedan conmocionados con justa razón.

Les aguarda las denuncias inmediatas para con cada empresa, la pérdida de tiempo para su recuperación, el temor a hacer usadas por los ladrones, desconocer las potenciales operaciones, deja a más de uno al borde del delirio.

Por ello, a pesar de resultar indignante que el sencillo habitante pagador de sus impuestos deba mudar algunas rutinas, aprecio prudente hacerlo para sufrir el menor daño posible.

He aquí, entonces, algunas indicaciones muy sencillas para tener en cuenta:

1)                   Procure no impresionar a nadie con la exhibición de diversas tarjetas. La ostentación para revelar su condición social, le puede jugar una mala pasada

2)                   Si posee distintas tarjetas de crédito o debito, satisfacerse con transportar una sola.

3)                   En el mejor de los casos condúzcase con efectivo suficiente para sufragar los gastos del momento, como también hacer entrega al delincuente.

4)                   No borre de su memoria que ambos tipos de plásticos tienen un monto establecido para extraer y ese detalle lo conoce el ladrón.

5)                   No poseer tarjetas lleva sobrentendido la imposibilidad de hacer bajo amenazas operaciones de ese tipo. (Jackemate.com)

Por Lic. Ricardo López

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