Por Ricardo Marconi (*)
En la mañana de 21 de setiembre del 2001, un grupo de agentes del FBI arrestó y esposó, en dependencias de la Agencia de Inteligencia de la Defensa (DIA), con sede en Washington, Estados Unidos, a Ana Belén Montes “La Reina de Cuba”, la espía cubana más perniciosa para el país de norte.
La “Reina” se desempeñaba como analista de la DIA, donde hacía su trabajo como experta en asuntos militares cubanos y, paradójicamente, llegó a transmitir información a Cuba sobre un programa secreto de la Oficina Nacional de Reconocimiento de Estados Unidos, el que estaba basado en la utilización de satélites que tomaban datos relacionados con la que posteriormente resultó ser la fallida invasión a Afganistán del 2001, aunque los jefes estadounidenses de la agente encubierta consideraron que esa cuestión era sólo la punta de un iceberg informativo.
Montes, hija de puertorriqueños, con dos hermanos que se desempeñaban en el FBI, memorizaba diariamente las tres informaciones más importantes a las que accedía en su trabajo y luego transmitía los datos a una red de nueve espías cubanos, siete de los cuales vivían en EE.UU. y los dos restantes en La Habana. La apresada estuvo tras las rejas durante dos décadas por enviar información confidencial a lo largo de 17 años mientras trabajaba al servicio de la inteligencia estadounidense.
Trascendió que lo transmitido a los espías cubanos fue tan importante que los fiscales no pudieron utilizar parte de lo detectado, ya que, de lo contrario, la sentencia podría haber superado los 25 años de prisión a partir del 2002, año en que la espía admitió su responsabilidad.
Ana Belén, una estudiante que había obtenido un máster en la Universidad Johns Hopkins dejó el penal federal de máxima seguridad para mujeres en Fort Worth, Texas. Mientras cursaba sus estudios actuaba como una fervorosa defensora de los movimientos de izquierda en América Latina, una postura que por entonces llamó la atención de un agente de la inteligencia cubana que la reclutó.
En 1985, luego del primero de una serie de viajes que Ana Belén realizó a Cuba, fue seleccionada para la DIA, a la que se postuló, convencida por la Dirección de Inteligencia cubana.
Montes, en principio, trasmitió mensajes cifrados con datos clasificados, considerados de “máxima importancia”, entre los que se encontraba la identidad de cuatro espías de Estados Unidos en Cuba. Ella consideraba que su actividad ayudaba al pueblo cubano.
El nivel de inteligencia cubano
Se considera que el aparato de inteligencia cubano es uno de los mejores a nivel mundial y la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos tendría el convencimiento que en dicho territorio hay agentes cubanos encubiertos.
Sobre el tema que nos ocupa, el ex agente del FBI Peter Lapp tiene previsto publicar un libro con la historia de la “Reina de Cuba”.
Lapp señaló que “cuando fue detenida, Montes mantuvo su compostura, por lo que era evidente que estaba preparada para cuando se produjera su apresamiento”.
Curiosamente, la espía cubana fue detenida diez días después que de que ocurriera el atentado de las Torres Gemelas en Nueva York, luego que el agente de contrainteligencia Scott W. Carmichael de la DIA, sospechara del accionar de la portorriqueña.
Los agentes norteamericanos, en 1998, según pudo saberse extraoficialmente, habrían detectado que Montes tuvo una participación en un acto terrorista, aunque luego se tuvo en cuenta que Cuba no representaba una amenaza militar significativa para Estados Unidos.
Se estima actualmente que Montes, por su avanzada edad, no tendría previsto mudarse a Cuba, ya que su madre anciana requeriría de su asistencia, a la vez que se comprobó que sus hermanos –quienes eran agentes del FBI-, no tenían conocimiento de su actividad ilegal. (Jackemate.com)
(*) Licenciado en Periodismo – Postítulo en Comunicación Política