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Se recalientan las relaciones políticas y económicas entre Europa y la República Islámica de Irán, al acordar la Unión Europea (UE) un embargo a las importaciones de productos petroleros procedentes de ese país del Asia Menor. ¿Qué puede pasar en el mundo si los iraníes, en contrapartida a esta determinación de los gobiernos europeos, deciden prohibir o interferir la navegación de los petroleros por el estrecho de Ormúz?

Según fuentes diplomáticas, las que difunden en sus sitios digitales diarios españoles, el pacto fue cerrado por los embajadores comunitarios y será rubricado en las próximas horas por los ministros de Exteriores del bloque europeo.

Por este acuerdo se prohibirá de forma inmediata la firma de nuevos acuerdos petroleros, mientras que habrá un periodo de transición para poner fin a los ya existentes que se extenderá hasta el próximo 1 de julio, según esas mismas fuentes.

Los Veintisiete (G-27) habrían convencido así a Grecia, el país más reticente, a proceder con el embargo, que busca cortar posibles vías de financiación al programa nuclear iraní y aumentar la presión sobre Teherán para que acceda a negociar sobre el mismo con la comunidad internacional.

Grecia, que compra a Irán crudo en condiciones muy ventajosas, temía que la medida supusiese un nuevo golpe a su maltrecha economía. Los otros dos países europeos que se verán más afectados por el embargo serán España e Italia, pues tienen al Estado iraní entre sus principales suministradores de petróleo.

Según el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, España hará un "sacrificio importante" con el veto al crudo iraní.

"Entendemos que la seguridad de la zona es prioritaria y, por tanto, estamos dispuestos a hacer este sacrificio para conseguir la unanimidad en Europa", explicó García-Margallo a su llegada a la reunión con sus homólogos europeos.

Irán ha venido amenazando, en las últimas semanas, con represalias si Europa procedía finalmente al embargo, entre ellas, un posible cierre a los petroleros del estrecho de Ormuz, por donde transita una parte fundamental del suministro de crudo mundial.

¿Qué podría sucederle a las principales economías del mundo si Irán decide cerrar el estrecho de Ormún a la navegación de los petroleros provenientes de los países productores de la región?

El ministro de Exteriores sueco, Carl Bildt, aseguró al respecto que esa opción sería "profundamente contraproducente" y perjudicaría más al propio Irán que a la Unión Europea.

El Gobierno teocrático de Teherán ya ha practicado maniobras militares en ese estrecho de unos cien kilómetros de ancho, demostrando parte de su poderío militar ante la amenaza de las potencias occidentales de ocurrir dicho cierre a la navegación de los barcos petroleros.

En paralelo, los Veintisiete aumentarán las sanciones financieras a Teherán, congelando buena parte de los activos del banco central iraní y, posiblemente, de alguna otra institución financiera.

Según el acuerdo de principio cerrado la pasada semana, no se prevé un bloqueo completo al Banco Central, pues se incluye una provisión para permitir que "el comercio legítimo" continúe y para que la deuda iraní pendiente pueda ser pagada a los países europeos.

Europa busca, con todas estas medidas, presionar a Irán para que acceda a una solución negociada sobre su polémico programa nuclear.

La jefa de la diplomacia comunitaria, Catherine Ashton, subrayó que la intención es que así Irán tomará en serio las peticiones de volver a la mesa de negociaciones.

"Creo que muy pocos creen que las sanciones por sí solas son la solución, son parte de la respuesta. (…) El instrumento más importante es el diplomático", explicó Bildt. (Jackemate.com)

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