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Por Ricardo Marconi (*)

“Un niño, de tan solo nueve años, se detuvo repentinamente en el centro de la habitación, bajó sus brazos y comenzó a caminar hacia atrás y continuó luego subiendo por la pared hacia el techo en presencia del personal sanitario, mientras su madre, aterrorizada, afirmaba que él y sus dos hermanos habían sido poseídos por demonios”. [1]

Llegado a este punto, el lector de la presente columna casi no dudará en que el entrecomillado anterior tiene que ver con algún guión de una novela o cuento de terror, pero en realidad es el texto de  es un informe policial, acerca de un suceso ocurrido en mayo de 2012, en una vivienda de Gary, Indiana, donde veteranos agentes de policía de diversos estados, médicos experimentados, paramédicos, enfermeras y trabajadores sociales afirmaron ser “atacados” por demonios, en el marco del caso más extraño que enfrentaron.

En una de las luminosas mañanas de noviembre de 2011, la familia Ammons se mudó a una propiedad de alquiler en Carolina Street, Gary. Los Ammons habían tomado la decisión porque consideraban que el lugar era tranquilo.

La nueva residencia elegida se hallaba junto a otras pequeñas casas de un solo piso. Sin embargo, tiempo después de establecerse en el lugar, empezaron a notar que sucedían extraños incidentes.

En el primero de ellos debieron soportar el extraño asedio de insectos que parecían moscas enormes, las que irrumpieron en la casa durante todo diciembre.

Se trataba de lo que parecían tábanos que invadieron el porche, a pesar de que estaba terminando el otoño y el frío era invernal. La familia se impuso la necesidad de limpiar, pero a los pocos días hubo una “explosión de moscardones” y, en el sótano brotó arena por todo el piso, junto a dos cubos llenos.

La sombra

En horas de la madrugada, la abuela no podía conciliar el sueño y a las 3, vio la sombra de alguien en el interior de la casa. Atemorizada no se atrevió a levantarse, pero a la mañana siguiente, fue a comprobar si no se habían llevado algo, pero sólo advirtió huellas de botas embarradas que parecían venir del sótano. En otras oportunidades había escuchado llamados a la puerta o gruñidos de perro, pero al abrir no había nada.

A ello se agregaron, sorpresivamente, ruidos compatibles con pasos, provenientes del sótano. Alguien de la familia, tras escucharlos descendió con preocupación, suponiendo la presencia de algún sujeto que quizás había entrado a la finca subrepticiamente, pero sólo logró establecer la existencia de huellas de botas mojadas por el suelo de la sala.

Levitación aterradora

Los Ammons coincidieron en que lo más aterrador les sucedió el 10 de marzo de 2012. La familia se hallaba en una reunión en su casa, agasajando a una visita, cuando por la noche, una de sus hijas comenzó a gritar, obligando a todos a levantarse alarmados para correr luego hacia el lugar de donde provenían los alaridos aterradores y al ingresar a la habitación de la niña, observaron atónitos a la pequeña levitando por encima de la cama.

Quienes observaban aquel suceso inexplicable, instintivamente comenzaron a rezar hasta que la menor descendió sobre la cama. Para sorpresa de todos, luego que todos se calmaran y la interrogaran por lo que sucedió, la pequeña no podía recordar nada sobre el incidente.

Videntes y actividad paranormal

La familia, más que visiblemente preocupada, contactó con videntes y expertos en actividad paranormal, y éstos, luego de recorrer la finca utilizando tecnología específica para detectar seres fantasmales, advirtieron a la familia sobre la presencia de unos 200 demonios en la casa, lo que hacía evidente que los niños tuvieran momentos de posesión.

Asimismo, para completar el cuadro investigativo y preocupante, la familia también decidió buscar ayuda médica para uno de sus hijos y cuando los profesionales estaban con el niño, este empezó, de manera imprevista, a gruñir y sus ojos se pusieron en blanco, además de que “mostraba una extraña sonrisa, para luego caminar hacia atrás subiendo por una pared hasta el techo. Luego cayó de pie, cogiendo la mano de su abuela”, afirmo la enfermera estupefacta por lo que había presenciado.

Exorcismos como última opción

Luego de intensos debates intrafamiliares, la única opción válida fue la de recurrir a un exorcista, quien realizó una sesión de liberación a toda la familia Ammons, la que se dedicó a orar para expulsar a los demonios, pero lamentablemente el mecanismo no funcionó.

Se tuvieron que llevar adelante otros tres exorcismos mucho más poderosos con los oficiales de policía presentes y, posteriormente, después del trabajo espiritual a los Ammons se les otorgó una ayuda para trasladarse de la casa embrujada a otra situada en Indianápolis, además de recuperar la custodia de sus hijos.

Latoya Ammons fue poseida por demonios

En tres décadas de sacerdocio, el padre Michel Maginot, de la iglesia San Esteban Mártir en Merrillville, Indiana, nunca había debido aceptar el pedido de encargarse del exorcismo que nos ocupa. Luego de pensarlo detenidamente, aceptó salvar a la familia del ataque de los demonios.

A él, los tres hijos de Latoya Ammón, -una niña de 12 años y dos varones de 9 y 7-, le relataron atemorizados que se sentían enfermos cuando concurrían a la escuela.

A veces, le contaron, que de repente comenzaban a perder sangre misteriosamente por su boca, orejas y por las fosas nasales. Incluso, la enfermera de la escuela comunicó lo que sucedía al Servicio de Protección al Menor (CPS).

Por tal razón los chicos, su madre y la abuela Rosa Campbell, que vivían juntos, insistieron al ser investigados por la sospechosa situación, que “no había abuso”.

Y obviamente, nadie creyó en sus relatos en los que decían ser víctimas de ataques de demonios. Hasta que una enfermera y una trabajadora social del CPS fueron testigos de la caminata del mayor de los niños, hacia atrás por una pared del hospital en el que estaban esperando ser examinados por un psiquiatra.

El mismísimo padre Maginot compartió con el ‘National Catholic Register’ su relato respecto de dichos acontecimientos que como mínimo pueden ser calificados de “inquietantes”.

Maginot apuntó al ser interrogado que recibió una llamada telefónica el 20 de abril de 2012, mientras realizaba un estudio bíblico en su sala de estar. Por ese entonces era capellán del Hospital Metodista.

“Yo no era exorcista, pero sabía que tenía que haber una investigación antes de que algo se pudiera hacer. Me ofrecí para investigar si la familia se ponía en contacto conmigo. Ellos me llamaron al día siguiente. Sus hijos les habían sido quitados”, relató en su momento Maginot.

Sucesos desesperantes

En tiempos en que todavía estaban todos juntos, la familia Ammon había ido a una entrevista con su médico, de manera desesperada ante los comportamientos y episodios extraños que ocurrían en el seno familiar. [2]

Los pequeños entraban en trance y hablaban con voces demoníacas. Daban cuenta que estaban siendo estrangulados, levitaban y de pronto arrojaban cosas en medio de ataques. Incluso el niño más pequeño decía ver a otro menor al que visitaba en el interior de un armario.

Nadie más de la familia lograba advertir la presencia, pero en el consultorio los chicos, ante el médico, gruñían y maldecían con voces alteradas por demonios. Luego se desmayaban. Es más, el CPS fue convocado para investiga a Latoya para determinar si poseía una enfermedad mental.

Las mujeres eran Bautistas, pero dejaron claro que no se dedicaban a lo oculto. Sin embargo, todos sospechaban debido a que los niños comenzaron a enfermarse y sus amiguitos tenían miedo de ir a jugar con ellos.

Los familiares ni se asomaban por el lugar hasta que un grupo de una iglesia carismática acordó a ir a orar, pero una vidente del grupo dijo que había cerca de 200 demonios en el sótano y salió corriendo junto con los demás religiosos.

En la celebración de Pascua

En el marco de la celebración de Pascua la familia estaba disfrutando de un programa de televisión, cuando, de pronto, una botella de Fabreze comenzó lentamente a elevarse ante ellos para luego salir disparada contra la habitación de la madre de los Ammons, donde destrozó una lámpara por la violencia del impacto.

Inmediatamente se levantaron de las sillas, corrieron al dormitorio hacia el que se había dirigido la botella y allí vieron, en el interior del armario abierto de par en par, una figura negra que los miraba a través de sus ojos amarillentos.

La madre produjo un alarido de terror y el grupo decidió tomar algo de ropa y salir de la casa con la mayor celeridad posible.

Esa noche el grupo familiar pernoctó en un hotel y luego el hermano de La Toya los recibió en su casa.

Cuando Latoya, al ser consultada por la relación que tenía con su ex novio sobre el que circulaban comentarios y sospechas, comenzó a referirse al mismo y se iniciaron interrupciones eléctricas, con parpadeos en el baño del hotel y cuando ella se acercaba para ver que sucedía, la luz se apagaba y, al alejarse del baño se prendía y parpadeaba.

Y no sólo ocurrió lo de la luz. Cuando se la invitó a continuar con su exposición sobre el ex novio, las persianas venecianas de la cocina comenzaron a balancearse hacia atrás y hacia adelante, mientras las cuerdas para tirar la misma hacia arriba se mantenían quietas.

El balanceo mantenía la misma velocidad y fue entonces que comenzó a producirse en todas las ventanas de las habitaciones de la casa.

Cuando a Latoya se le preguntó si creía que el ex novio tenía algo que ver con lo que sucedía, ella se limitó a exponer que “tal vez él maldijo a mi madre” y fue entonces que recordó: “En una ocasión le había pedido una prenda de su ropa interior como recuerdo”.

Y añadió: “También una foto de mi familia desapareció del álbum, al igual que un par de zapatos. Son elementos personales que se utilizan a menudo en maldiciones contra una persona”.

El llamado telefónico

Latoya recibió un llamado telefónico de quien dijo ser la esposa del novio. La comunicación estaba impregnada de ira y Latoya comentó a su ocasional interlocutora que nunca supo que estuviera casado. La mujer que llamó le advirtió que “iba a ser muy triste que ella tuviera algo que ver con él”.

Días después de ocurrido el episodio del llamado telefónico, cuando la policía estaba investigando, se encontró un lugar bajo los escalones del sótano, donde estaba el hormigón resquebrajado.

Allí habían sido ocultados varios elementos, entre los cuales había medias con la punta de los dedos cortados y ropa interior de mujer.

Al finalizar un interrogatorio a Latoya por parte de una de las investigadoras de hechos paranormales, esta última colocó un crucifijo en la interrogada y ella comenzó a tener convulsiones. “Estaba poseída”, declaró la investigadora a las autoridades a cargo del caso.

“Lo digo porque sostuve el crucifijo en la abuela y no pasó nada. Ella aclaró que nunca fue molestada por los demonios, excepto una vez en el sótano, cuando algo invisible intentó estrangularla”.

La bendición

El padre Maginot, inquirido por los investigadores de las apariciones argumentó que hizo una gran bendición de la propiedad con sal bendita e incienso, tanto en la parte externa como en cada habitación y en el sótano en el que los médiums decían que había demonios.

“También hice un exorcismo menor en Latoya, ya que para ello no necesitaba un permiso del obispo y ella comenzó a tener pesadillas horribles que involucraban a su ex novio, por lo que entendí que necesitábamos hacer algo más”, subrayó Maginot.

La diferencia, en el país del Norte, consiste en que, con el respaldo de la iglesia, se le permite al exorcista pasar más tiempo haciendo el rito, centrándose en áreas que parecen estar dando respuesta. Fue el autorizante el obispo Dale Melczek, de Gary, Indiana. [3]

Maginot, incluso, consultó a otros dos exorcistas de Chicago e Indiana. Incluso el de Indiana estaba dispuesto a ayudar a la familia, pero Latoya se negó para no comenzar todo de cero.

La programación del exorcismo

Para no dejar nada sin organizar minuciosamente, se programó el exorcismo para el mes de junio siguiente. Fueron convocados dos policías para el caso que se necesitara un control extra ante alguna situación de violencia generada por los demonios y un feligrés para ayudar en el rito para responder a las oraciones.

Latoya no reaccionar y Maginot dijo que “un demonio, a veces, se hace el muerto y no responde”, pero después la mujer resistía a los objetos bendecidos, tales como un rosario y una cruz benedictina. Latoya y su grupo familiar se mudaron entonces a un nuevo departamento en Indianápolis.

Después de que partieran en su automóvil, se encontró el rosario en el estacionamiento hecho pedazos y Latoya lo llamó al sacerdote que hizo el exorcismo para decirle que no podía encontrar el rosario que había puesto en su cartera. El pastor después se enteró que las pesadillas en la mujer continuaron.

Una nueva sesión

Maginot sintió la necesidad de realizar una nueva sesión de exorcismo para averiguar el nombre del demonio. La víctima principal, en una computadora había encontrado un sitio web de los nombres de demonios que explicaba las cosas que cada uno hacía con sus víctimas.

Y cada vez que llegaba a la descripción de las cosas que ocurrían, la computadora se apagaba.

El sacerdote imprimió en su web todos los nombres y La Toya señaló cuáles eran los dos que ella creía que eran.

En el exorcismo siguiente, Latoya convulsionaba cada vez que usaba uno de los dos nombres de demonios hasta que la mujer se durmió y cuando se despertó Maginot volvió al rosario que la maldecida tenía junto a ella.

El exorcismo del Día del Padre

Otro exorcismo se programó para el Día del Padre, para usar el nombre del demonio restante y en este caso se hizo el rito en latín para alabar a Dios y condenar al demonio, momento en que Latoya convulsionaba y se debilitaba.

Llegado el momento de la oración final, la mujer se durmió y al despertar dijo que se sentía bien. Para ese entonces, los niños estaban nuevamente con ella y les iba bien en la escuela.

Vale apuntar por último que, sobre el caso, las autoridades policiales elaboraron un informe de 800 páginas el que fue acompañado de grabaciones de psicofonías de los presuntos demonios y hasta una foto de un cuerpo ensombrecido.

La policía no tenía dudas que en la casa de los Ammons se había abierto un portal que comunicaba con cientos de demonios, los que habían tomado posesión de la casa y que se hallaban en el sótano. (Jackemate.com)

 

(*) Licenciado en Periodismo – rimar9900@hotmail.com

 

 [1] Laura Monroy. Investigadora paranormal.

 [2] En Estados Unidos ha habido múltiples casos en que niños dicen hablar y jugar con otros que el resto de   la familia no visualiza

 [3] Dale Joseph Melczek (nacido el 9 de noviembre de 1938). Prelado jubilado estadounidense de la Iglesia Católica Romana. Primero se desempeñó como obispo auxiliar de Detroit antes de convertirse en el tercer obispo de Gary, cargo que ocupó desde el 1 de junio de 1996 hasta su jubilación el 24 de noviembre de 2014

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