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Los medios de comunicación en general y los especializados en temas científicos ocultan informaciones relacionadas con investigaciones que está desarrollando la agencia espacial rusa en torno al posible impacto, contra La Tierra, en el 2036, del asteroide Aphopis. Anatoli Permínov, el director de la agencia soviética tiene la esperanza de que antes de que se cumpla el plazo previsto, pueda crearse un aparato científico que posibilite el desvío del asteroide para evitar la colisión.

Lo que tienen claro los rusos – nos dicen- es que de ninguna manera la solución debe pasar por explosiones nucleares. La respuesta de la ciencia debe estar íntimamente relacionada con las leyes físicas.

Permínov considera la lucha contra los asteroides y grandes meteoritos como uno de los   principales objetivos y habría dejado claro al gobierno moscovita que la solución debe pasar por un acuerdo entre científicos de la Unión Europea, Estados Unidos, China y Japón, debiendo estar relacionada la misma con la decisión de unificar tecnologías para resolver comunitariamente  esta cuestión mortal.

Habrá que desembolsar varios centenares de millones de dólares para generar un sistema que permita evitar la colisión del Apophis o asteroide 2004 MN4, como los científicos lo denominan.

Tiene 270 metros de diámetro, es casi tres veces más grande que el supuesto meteorito que provocó el fenómeno ocurrido junto al río Podkmennaya, en la región siberiana de Tunguska, en 1908.

En esa oportunidad una explosión de entre cinco y 30 megatones de potencia produjo la devastación de un área de 2.150 kilómetros cuadrados, lo que condujo al arrasamiento de 80 millones de árboles.

Transitando su camino hacia el Sol, el Aphopis pasará en el 1029 muy cerca de nuestro planeta, más precisamente a una distancia de 30.000 kilómetros, la que es muy inferior a la de los satélites geoestacionarios y al regresar, en 2036, amenaza impactar La Tierra.

El efecto en nuestro planeta sería similar al de varios miles de bombas atómicas, con lo que un territorio equiparable al de Francia en km cuadrados, quedaría convertido en un desierto.

Las posibilidades de choque son de cuatro en un millón, según un estudio preparado para la División de Ciencias Planetarias de la Sociedad Astronómica de Estados Unidos.

Según los aclaró Adriano Campo, un experto español, la comunidad científica conoce sólo 5.000 de los hasta ahora un millón de objetos celestes de entre 100 y 200 metros de diámetro que podrían colisionar con nuestro planeta.

Estados Unidos, ni lerda ni perezosa, ya envió al espacio, hace un año,   la sonda Wide Field Infrared Survey Explorer, esto es un telescopio espacial que tiene como misión escanear el cielo entero en luz infrarroja, con el objetivo de descubrir los objetos que permanecen ocultos y al acecho para arrojarse sobre el planeta Tierra.

La sonda da la vuelta a nuestro planeta sobre los polos y explora el cielo entero una vez y media cada nueve meses, en cuatro longitudes de onda y con una sensibilidad cientos de veces superior a la de sus predecesores.

Sus advertencias podrán advertir desgracias inconmensurables que conllevarán millones de muertos si no son conocidas a tiempo.

{youtube}aYAGm627a50{/youtube}Aphopis fue descubierto el 19 de junio de 2004 por Roy A. Tucker, David J. Tholen y Fabricio Bernardi, desde el Kitt National Peak Observatory, con asiento en Arizona, Estados Unidos y en esa oportunidad los observaron durante dos noches, siendo nuevamente visto el 18 de diciembre del mismo año, aunque en este caso por el científico Gordon Agarrad, desde Australia.

Investigaciones posteriores permitieron determinar que pertenece al grupo de los asteroides Atón, esto es los que tienen una órbita de semieje mayor, constatándose que tiene un período orbital de 323 días, por lo que en un año su trayectoria lo lleva a atravesar la órbita de la Tierra  dos veces en cada vuelta al Sol.

Basándose en su brillo, su longitud se estimó en 415 m; un cálculo más refinado, basado en observaciones espectroscópicas mediante el Infrared Telescope Facility de la NASA, situado en Hawai, ofreció una medida de 250 m, mientras que su masa ha sido calculada en 2,1 × 1010kg.

El asteroide que nos ocupa el 24 de junio de 2005 se convirtió en el primero numerado con probabilidades de colisionar con la Tierra y el hecho de recibir un número, lo hizo candidato a ser bautizado.

 El 19 de julio de 2005  recibió el nombre "Apophis", designación  griega del antiguo dios egipcio Apep,  "el destructor", que habita en la oscuridad eterna del Duat  (inframundo) y cada noche intenta destruir el Sol (el dios Ra).

 Tholen y Tucker -dos de los descubridores- son fans de la serie de televisión Stargate SG-1, la que en las primeras temporadas, el principal enemigo de los humanos es un alienígeno llamado Apophis, que toma el nombre del dios egipcio, y cuyo principal objetivo es destruir la Tierra.

 Peligro de impacto

Poco después de su descubrimiento, diversos sistemas de cálculo de trayectorias de todo el mundo calcularon la próxima fecha de máxima aproximación, coincidiendo todos ellos en el 13 de abril de 2029.

En ese día, Apophis brillará como una estrella de magnitud 3,3 (visible a simple vista). Esta aproximación será visible desde Europa, África y el oeste de Asia

 Posteriormente se calculó también la probabilidad de impacto. Contrariamente a lo habitual, durante los primeros días las nuevas observaciones hicieron aumentar la probabilidad de choque en lugar de reducirla, llegando hasta un 2,7% (1 entre 37).

Esta relativamente alta probabilidad combinada con la medida del asteroide hizo que Apophis recibiese el nivel 4 en la escala de Turín y 1,10 en la escala de Palermo. Estos valores son los más altos que ningún asteroide haya conseguido jamás.

Apophis fue encontrado, en imágenes previas a la fecha de su descubrimiento, y el cálculo de su órbita pudo ser afinado, eliminando cualquier posibilidad de colisión para 2029, pero manteniendo un cierto riesgo para 2036.

La Fundación B612 efectuó estimaciones de la ruta que seguiría Apophis si el impacto de 2036 fuese a ocurrir, como parte de una iniciativa que está realizando para desarrollar una estrategia viable para desviar el asteroide con suficiente anticipación.

El resultado es un corredor angosto de unos pocos kilómetros de ancho, denominado la trayectoria de riesgo, la cual se ubicaría en la parte sur de Rusia, cruzaría el Pacífico, pasando a cientos de kilómetros de las costas de California y México, y luego proseguiría entre Nicaragua y Costa Rica, continuando por el Mar Caribe, hasta cruzar por las regiones septentrionales de Colombia y Venezuela, finalizando su recorrido en el Atlántico, poco antes de llegar a África.

El 6 de mayo de 2006, cuando el asteroide se hallaba a 42 millones de kilómetros de la Tierra, la NASA estableció que cada segundo recorría 6 milímetros y aunque la corrección parezca diminuta, es lo bastante grande para que la trayectoria sea diferente a la calculada en el inicio, reduciéndose, aunque no desapareciendo, el peligro de impacto con nuestro planeta.

Tal vez sea ésta la última oportunidad de lograr buenas medidas de radar en varios años, ya que luego se encontrará demasiada cerca del Sol. Recién en 2013, el asteroide volverá a estar en excelente posición para nuevas observaciones.

La aproximación de 2029 alterará significativamente su órbita, haciendo que las predicciones posteriores a dicha fecha sean inciertas.

Apophis es uno de los dos asteroides en consideración por la Agencia Espacial Europea, como el objetivo de la misión Don Quijote, para estudiar los efectos de un impacto con un asteroide. (Jackemate.com)

Por Lic. Ricardo Marconi

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