Con un panorama caótico amaneció este jueves la ciudad de Rosario. Ya ocupada la plaza Pringles por militantes de
“Hay que salir de este cuello de botella, hay que entender que el corte de ruta es un delito y que la destrucción del mobiliario urbano es un delito”, consideró el secretario de Gobierno municipal, Fernando Asegurado, en diálogo con la emisora Radio 2 de Rosario.
Y aseguró, asimismo, que desde junio pasado, el municipio rosarino llevó adelante cinco presentaciones judiciales en distintas instancias de este tipo.
Las protestas sociales se llevan adelante por la llegada de la presidenta Cristina de Kirchner a la ciudad esta noche para participar de la fiesta aniversario de
Asegurado confirmó que presentarán una nueva acción judicial en los Tribunales provinciales para que se investigue y cesen ambas medidas de fuerza que complican el normal funcionamiento de la ciudad, según deslizó.
Por ello reiteró la necesidad de “salir de este cuello de botella” y que “hay que entender que el corte de ruta es un delito y que la destrucción del mobiliario urbano también lo es”.
Precisó, además, que “siempre finalizan porque los hechos cesan, no porque haya alguna acción o una investigación, pero igual los vamos a seguir presentando”, lanzó el funcionario.
“La decisión del municipio es solicitar una intervención, una acción preventiva y lo seguiremos haciendo para que queden los antecedentes”, concluyó.
En un principio la costumbre era acampar en la plaza San Martín, frente a la sede rosarina de
Para ello levantaban carpas y otros elementos para guarecerse del frío y la lluvia, y durante el acampe sus militantes preparaban ollas populares con elementos que recolectaban de vecinos de esa zona céntrica.
Las quejas y controversias de los vecinos no tardaron en llegar a los medios de comunicación rosarinos, manifestando los vecinos que además de las apuntadas actividades, los militantes de
A los perjuicios del vecindario había que sumarle las quejas de los automovilistas por la congestión que provocaba la presencia de
Por otra parte, una vez que se retiraban de la plaza San Martín había que reordenar el paisaje de este paseo público que costaron al erario público rosarino sumas importantes de dinero que podrían haberse destinado a otros fines de sociales y comunitarios. (Jackemate.com)