Por Jorge Metz (*)
Un canal profundo al mar para que las grandes naves que lleguen al sistema y puedan salir de él a carga completa, todo el conjunto constituiría una obra con posibilidades económicas hasta ahora no pensadas. ¡Esta propuesta hace más o menos 30 años tenía un costo de aproximadamente USD 1.400 millones!
Ahora en todos los tiempos aparecieron colectivos reclamando por el Canal Magdalena, mega obra millonaria de inutilidad pública, como lo fueron el Proyecto de la Aeroisla de Alsogaray y Menem o el Puente Punta Lara a Colonia o el tren bala de Cristina, a la que algunos le suman expresiones de soberanía y otros farsantes o mentirosos, a los gritos atropellan o se llevan por delante por las redes o en forma presencial, resultando el fracaso de un formato. Hoy esa mentira cayó y el llamado a licitación quedó desierto.
El mayor argumento escuchado fue el de facilitar la navegación y facilitar las cosas, llevar adelante una mega obra para facilitar, para tener una mejor intención. No existe un argumento de soberanía, no se va a operar de forma diferente, ni la Prefectura Naval Argentina o la Uruguaya, ni la aduana, no hay cambio de jurisdicción o limites.
Por lo tanto, no hay cambio de operadores ni de agencias, no existe extensión ni reducción de gestión de los organismos públicos de los dos países, por lo tanto no existe un argumento para la soberanía. Tampoco cambia la bandera de los buques que lo van a navegar, tampoco cambian las cargas.
Cuando uno construye un relato para que sea falso, no se necesita inventar todo, sino ir poniéndole algunos condimentos con detalles falsos que justifiquen esa construcción. Detalles que después hay que rebatir uno por uno, para destruir la pieza entera.
Habitualmente se arranca con la historia, justificando que por ahí, antes, es lógico que ahora sea por acá. Nada que aclarar, se navegaba con las carabelas con los 6 pies de calado y sus 35/50 metros de eslora de las embarcaciones…
Así vamos creando un cuentito que parece que todo encaja. Ídem con el cambio de zona de servicios al Magdalena, mágicamente el búnker, los servicios y las reparaciones las harían los argentinos.
Es falso, hoy los barcos tocan Argentina y de salida, aunque no lo crean, hacen cambio de tripulación, a veces víveres, repuestos y reparaciones, en Montevideo. Porque en Argentina los costos y sobrecostos de todo tipo o simplemente prohibiendo cambio de tripulantes. Tergiversar el por qué de la recalada con la soberanía, es no entender nada.
El mejor ejemplo del modelo adoptado y ahora agotado fue en un evento virtual donde la mayor participación digital de gente en un evento cerca de los 80000 participantes, termino con uno de los participantes a los gritos y yo en silencio sorprendido por la perversidad y voracidad de esos actos.
Pero más allá de toda el agua que pasó bajo el puente veo, como ciudadano liso y llano, sin función ni responsabilidad pública, cómo se han plantado mentiras para justificar la concreción del canal Magdalena.
¿Por qué hacía falta mentir para justificar la realización de un dragado? Muchas mentiras se han hecho circular y se debiera haber salido a defender la verdad y no dejar que la gente sea engañada, y peor mentirle al Presidente y al Gobernador de la provincia de Buenos Aires.
¿Por qué la mentira de la autorización de Uruguay para navegar y otras tantas mentiras o verdades a medias? ¿Por qué no se opusieron al engaño? Sanata pura… sanata nada más y un montón de charlatanes que seguro buscaran otra oportunidad.
Quiero dejar en claro que ellos saben muy bien que han mentido, que las declaraciones fueron falaces, y que así se engaña a la ciudadanía, a esta gente de a pié como yo, que paga sus impuestos para sostener funcionarios que terminan abusando de su poder y poniendo en juego los recursos de un país devastado. (Jackemate.com)
(*) Capitán de Ultramar – Exsubsecretario Nacional de Puertos, Vías Navegables y Mariana Mercante
Fuente: www.NetNews.com.ar