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Por Ricardo Marconi (*)

Quienes siguen los entretelones de la política internacional estaban confiados en que el Ejército Islámico –ISIS- había decidido suspender sus ataques en 2023, pero no fue así. Uno de sus grupos de terroristas produjo una ofensiva que tuvo como objetivo la cárcel de Ghnayran, en el noroeste de Siria, donde hay  presos yihadistas y se produjo un baño de sangre.

Simultáneamente, fue atacada una base del ejército iraquí y el ISIS reivindicó finalmente ambas agresiones, implicando ello que las fuerzas occidentales  estimaran que el EI se está reorganizando en Siria e Irak. En Ghnayran, en el momento de generarse el ataque había 3.500 prisioneros del ISIS, entre los que se encontraban algunos de sus líderes, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.

Trascendió que  murieron, al menos, 20 kurdos que controlaban la región y 39 combatientes del ISIS, estableciéndose que varios reclusos lograron escapar. Se consideró  el mayor asalto  desde la derrota del ISIS en Siria, desde el 2019.

El enfrentamiento duró varias horas, logrando los kurdos que huyeran los atacantes para atrincherarse en viviendas cercanas a la prisión, utilizando a los residentes como escudos, mientras que Estados Unidos convalidaba la defensa del lugar, apuntando que “los defensores  no pueden permitir la regeneración del ISIS”. Respecto del ataque en Irak, vale indicar que murieron 11 soldados.

Masacre brutal  en una escuela  

Otra expresión de una brutal masacre  yihadista tuvo lugar en junio pasado, en una escuela de Lhobirira, Uganda, ubicada  en cercanías de la frontera  con la República Democrática del Congo, en el oeste ugandés con el saldo de 41 muertos, de los cuales 39 fueron inocentes estudiantes -20 chicas y 17 varones-, que cursaban el secundario, quienes, en algunos casos, terminaron calcinados, encerrados en sus dormitorios y debieron ser identificados mediante exámenes de ADN.

Varios de los adolescentes fallecieron quemados, baleados o acuchillados y otros seis terminaron siendo secuestrados  por los rebeldes, quienes terminaron huyendo y cruzando la frontera hacia el Congo, según denunció el ejército de Uganda. Los agresores estaban armados con machetes y fusiles de asalto.

La brigada que enfrentó a los asaltantes indicó que una mujer y un guardia fueron asesinados al cruzarse en el camino de los atacantes.

Los asaltantes de la institución educativa integran la milicia de las Fuerzas Aliadas Democráticas, un grupo  fundamentalista de la región que desde el 2019 son fieles seguidores del Estado Islámico.

Las Fuerzas Democráticas Aliadas son un grupo rebelde de origen ugandés, pero en la actualidad tienen sus bases en las provincias congoleñas de Kivu del Norte y la vecina Ituri, cerca de la frontera que la RDC comparte con Uganda.

Abu Bark Al Baghaadi, el califa de ISIS que desató una Yhad en Siria e Irak

Sus objetivos son difusos, más allá de una posible vinculación con el Estado Islámico (EI), que en ocasiones se responsabiliza de sus ataques. Vale recordar que el EI desató una guerra santa en Siria e Irak conducido por el auto proclamado califa Abu Bark Al Baghaadi.

Infiltración terrorista

El ISIS pretendió, en su momento, introducir yihadistas  occidentales  en Afganistán para lograr una fuerza multilateral junto a los talibanes y así movilizarse sin problemas dentro del territorio afgano para entrenar rebeldes con el objetivo de enviarlos  a Estados Unidos a provocar actos extremistas.

En paralelo, la inteligencia europea tiene la tarea de identificar  a quienes ingresaron a Afganistán con el propósito señalado, ya que los ya formados para realizar ataques, se estima regresarán a Europa.

En Siria la inteligencia del país es reducida y, por lo tanto, fácil de vulnerar, según los agentes ingleses, quienes estiman que “habría células dormidas a la espera de órdenes”. Esos mismos agentes ingleses hablan de 350 infiltrados, en Bélgica calculan 300 y en España se habla de 100.

Según el Centro Internacional de Estudios sobre Radicalización  y la Violencia Política del Knigh College de la Universidad de Cambrige. El jefe de la contrainteligencia inglesa expresó en su oportunidad  que “el ISIS  podría producir un ataque de envergadura”.

Para entender los conceptos del jefe de la contrainteligencia del Reino Unido hay que tener en cuenta la decisión del terrorista de llegar al martirio en función de su fanatismo religioso.

El símbolo del martirio

Es que el martirio simboliza un importante cambio de actitud en los  sistemas de formación del terrorista y dichos sistemas cumplen dos funciones: una de ellas consiste en la transmisión de técnicas y realidades concretas y la restante en despertar en los terroristas un sentimiento de ideología en la comunidad, así como un profundo acatamiento de la normas dictadas por sus líderes que controlan la conducta de los destinatarios del martirio para fortificar su autoconfianza y para optimizar su destreza a la hora de actuar ante una situación compleja. Al terrorista-según los entendidos-, de le busca insertar la teoría política y social, mientras que los planificadores y fanáticos se ocupan mucho de la cuestión para lograr disciplina.

El Estado Islámico fue el que mayor éxito obtuvo  con los atentados a larga distancia en Occidente y logró sumar miles de combatientes en Siria e Irak entre el 2014 y el 2015, aunque no tenía un territorio propio a la vez que debió soportar la  muerte del aludido Al – Baghaadi en 2019, por lo que debió recalcular su actitud de violencia frontal.

Rodeado en un operativo de la CIA, el 3 de febrero de 2022, Abu Ibrahim  Hashimi- Qurays-Hi, se inmoló en Ialib, Siria y el 10 de marzo pasado se anunció  su sucesor Abu al- Hassan o al Hashemi al-Qurayshi (nombre de combate). Las áreas más afectadas por ISIS han sido África y Asia Central y Meridional, esta última de manera persistente donde habría  entre 6 y 10 mil combatientes.

Entre el 2007 y el 2021 el EI ha sufrido reveses significativos (0,68%), esto es 865 muertes, aunque el pico de ataques fue en 2018, tras lo cual cayeron  en un 68% (113 en Europa) y 7 en Estados Unidos, según el IEP. La cantidad más baja en 2014. A pesar de esto último, se presume en la ONU que el poder del EI en Europa es moderado. Además se estima  que Al Qaeda posee recursos  limitados en tierras europeas.

Exportación del terror

A partir de la década del 80 y luego de la caída del Sha de Irán, en ese país, bajo el control  fundamentalista  religioso de los ayatolás, se decidió exportar la Revolución Islámica al mundo.

La expansión  implicó un componente violento denominado Yihad o Guerra Santa, la que se justificó con una interpretación sesgada  del Corán y cuya  meta final era la imposición del  mismo al orbe.

Irán  ha estado enriqueciendo uranio en mayor cantidad  y pureza que la acordada en el acuerdo nuclear del 2015 y, además, estuvo ampliando sus capacidades atómicas, según la OIEA (Organización  Internacional de Energía atómica de la ONU) Llegó a poseer más de 10 veces más de lo pactado con una pureza del 20 %.

El juego del ajedrez

En el Siglo XII en Irán se jugaba al ajedrez, uno de los más primitivos juegos al que le faltaba una pieza y estas, en su totalidad  tenían formas abstractas. Por ejemplo, el Sha estaba representado por un trono y se jugaba en las cortes islámicas. Luego fue intelectualizado  con glamour y poder comprometido.

A todo esto, el FBI ha buscado a Saif al Adel, un ex oficial del Ejército egipcio y miembro de la Yihad Islámica egipcia por participar  de los atentaos contra las embajadas de Estados Unidos en Tanzania y Kenia en 1998.

En su contra está la creencia  de que vive en Irán desde hace décadas. Desde ese tiempo el terrorista ha estado sobreviviendo a los operativos de la CIA  y su labor central “es el control local de las tribus”, según Andrews Mines, investigador del Programa sobre Extremismo, de la Universidad de Washington.

El ex militar ha buscado lograr mayor sinergia entre las filiales terroristas para ensamblarlas en un objetivo común, a los fines de lograr un equilibrio en el poder  con la teocracia irania.

Talibanes en el poder. 

Por su parte, los talibanes focalizaron la instrumentación del poder a nivel local y con ello lograron, en su momento, el objetivo de reinstalar una especie de emirato islámico en Afganistán, como el que gobernó dicho territorio en 1996 y en 2001.

Afganistán fue el país más golpeado por el terrorismo en 2021, con 837 ataques  que produjeron, en ese año 1426 muertes. Afganistán fue sede de los dos atentados más letales, uno en julio de 2021, con 100 civiles muertos y el restante  en plena evacuación estadounidense, en el aeropuerto de Kabul, con 170 cadáveres de hombres, mujeres y niños que pretendían huir del país. Este último ataque fue reivindicado por la filial del ISIS en Afganistán. (Jackemate.com)

 

(*) Licenciado en Periodismo – Postítulo en Comunicación Política

 

 

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