Por Ricardo Marconi (*)
El presidente de los argentinos Alberto Fernández no tiene suerte para elegir fechas al momento de mantener reuniones con jefes de Estado de los países centrales del orbe. En momentos en que logra que su par ruso Vladimir Putin lo reciba el 3 de febrero próximo, se desencadenó un conflicto internacional de imprevisibles consecuencias entre Estados Unidos y Rusia por Ucrania.
Rusia espera de los norteamericanos y de la Organización del Tratado de Atlántico Norte una respuesta a sus propuestas de crear garantías de seguridad vinculantes para evitar una expansión de la Alianza Atlántica hacia el Este y el emplazamiento de armas ofensivas cerca de sus fronteras
También tiene previsto Fernández reunirse, en febrero con el mandatario chino Xi Jinping, en el marco de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno en ese país, boicoteados por Estados Unidos.
En los dos casos se expone con claridad meridiana que la relación entre Rusia, China y Argentina es poder = dinero, que en este caso es para destinar este último a desarrollos políticos.
La entrevista con Putin
La concreción de un encuentro pendiente con Putin tiene como objetivo –según la portavoz presidencial Gabriela Cerruti-, dialogar cerca de la colaboración en el tema de vacunas, inversiones rusas en Argentina, temas científicos a desarrollar de manera conjunta y –como se dice habitualmente-, “otros temas de interés común”.
La de Fernández y el jefe de la KGB rusa será la primera reunión presencial, luego de la mantenida telefónicamente en noviembre pasado. Vale recordar que los dos presidentes habían pautado una reunión bilateral virtual que no pudo concretarse por razones de agenda.
Respecto de los rusos, Putin está interesado, fundamentalmente, en el litio afgano y, en menor medida, en el argentino. Pero no tiene mucho para ofrecer como compensación, fuera de las vacunas, ya que en Occidente todos ya saben que el Estado ruso está al borde de la quiebra.
Con Xi Jinping
En Beijing, el 4 de febrero se entrevistará Fernández con el presidente chino. Precisamente, acerca de los dos encuentros, el ex canciller Jorge Faurie se expresó negativamente respecto de los encuentros entre las partes ya enunciadas.
Con respecto a los intereses chinos en la reunión, dejó claro que “China no hace nada que el gobierno central no haya aprobado previamente. China se preocupa sólo de lo que necesita”.
Faurie, acerca de las relaciones internacionales de Argentina con el mundo, aprovechó para subrayar que “nuestro canciller Santiago Cafiero tiene previsto reunirse con el secretario de Estado Antony Blinken, oportunidad en que deberá esforzarse para explicarle donde está parado políticamente nuestro país”.
A China le conviene la reunión porque está enfrascada en continuar con la penetración ideológica ya iniciada en Argentina mediante el desarrollo de obras públicas de envergadura en el sur argentino y la concreción de una “base de investigación espacial” en Neuquén, sobre la que no hay argentinos que no piensen que no es otra cosa que en realidad sería una base de control y alerta antimisilístico, a la que los argentinos ni siquiera pueden acceder.
Argentina, respecto de China, se conforma con mantener las exportaciones con China. En ese país Argentina tiene destacado como embajador al camporista Sabino Vaca Narvaja, quien se nombra a sí mismo Niú Wàng dào, traducción estrechamente relacionada con el taoísmo, filosofía por la cual se encuentra cautivado.
Profundización del relato
A Fernández, las reuniones le sirven, según analistas internacionales, para profundizar el relato, en el medio de un tratamiento dificultoso para lograr un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
En este sentido, vale admitir que ni Rusia ni China van a poner un solo peso. El aporte al FMI para préstamos lo hacen Francia y Alemania.
El ex canciller Faurie remarcó en una entrevista televisiva que “Argentina necesita con urgencia presentar una política ordenada y con objetivos ciertos. Hay que aprovechar que por ahora Estados Unidos no nos patea en contra”.
“Seguramente Blinken nos escuchará para saber qué haremos seriamente con la deuda, la cuestión energética, la inflación y otras cuestiones no menores y luego le pasará los datos a quien corresponda”, agregó Faurie y refirió seguidamente: “espero que no digamos una cosa y luego hagamos otra. Es necesario recuperar credibilidad”. (Jackemate.com)
(*) Licenciado en Periodismo – Postítulo en Comunicación Política