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VICENTIN

A pocos días de cumplirse un mes desde que la empresa Vicentín se declaró en ‘default’ con deudas por más de u$s1.000 millones y la paralización total de sus plantas de procesamiento de soja, ahora se le suma que desde hoy aparece en los registros del Banco Central con cheques rechazados por $20 millones, detalló Ámbito. La compañía les debe a los productores agropecuarios y acopios una suma cercana a los u$350 millones y a los bancos otros $23.500 millones

Así es que ahora el sector financiero está pendiente de la actualización de los registros oficiales que sucedería en los próximos días.

Mientras el Banco Nación, su principal acreedor, y con quien hoy tiene una deuda de poco más de $18,100 millones, lejos está de aceptar la reestructuración agresiva –que incluye refinanciación y quita de intereses- que la firma comandada por Alberto Padoan pretende conseguir.

En paralelo las plantas de procesamiento de soja de soja de la compañía, ubicadas en las localidades santafesinas de San Lorenzo y Ricardone, siguen sin actividad y, entre sus más de 800 empleados, todo es incertidumbre porque desde la empresa no dieron mayores precisiones y solo anunciaron que en lo que resta de enero, por lo menos, no volverían a procesar oleaginosas.

Por otro lado, Vicentín enfrenta la posible suspensión para poder operar por parte de la Bolsa de Comercio de Rosario, que semanas atrás la había intimado mediante una carta esta empresa a que presente un plan de pago concreto a sus proveedores de granos.

Este viernes se vence la prórroga que Vicentín había conseguido con la BCR y la solución todavía parece no asomar.

Actualmente, la empresa es la mayor «crusher» de Argentina en términos de capacidad instalada y es la mayor productora de biodiesel del país y está entre los diez exportadores más grandes de Argentina y entre los primeros cinco de su sector.

A su vez, el grupo cuenta con dos terminales portuarias sobre el río Paraná, a través de la cual canaliza sus exportaciones.

Por otra parte, Vicentin tiene bajo su órbita al frigorífico de carne vacuna FRIAR y en el segmento lácteo a ARSA, la sociedad con la que compró el negocio de postres y yogures a SanCor.

Es además socia con la multinacional Glencore en la firma Renova, una de las principales industrias de biodiesel para exportación de la Argentina.

Hasta el mes pasado ambas empresas tenían una participación accionaria del 50% cada uno, pero cuando se comenzaron a acelerar los problemas financieros de Vicentín, esta decidió venderle a su socia, el 16% de su capital y de esta manera pasó a ser socio minoritario.

Todos estos activos representan actualmente el poder de fuego de la empresa pero también su mayor debilidad ante el incumplimiento de deudas y el parate de su gigante actividad. Desde la compañía habían declarado semanas atrás que su intención no era continuar desprendiéndose de sus millonarias inversiones,

Pero lo cierto es que la agroindustrial en general y, por sobre los bancos acreedores, con el Nación y Provincia a la cabeza, hacen presión para que Vicentín concrete la venta de activos para así cancelar, en el corto plazo, el tendal de deudas que hoy está desestabilizando un sector de la economía clave para las arcas públicas. (iProfesional/Jackemate.com)

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