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Por Ricardo Marconi (*)

En múltiples columnas que hemos compartido con los asiduos lectores de esta página, hemos hecho referencia a sociedades secretas que se desarrollaron en el siglo XIX. En ese tiempo hubo de todo tipo: masónicas, reaccionarias, religiosas, nacionalistas, militaristas, racistas, culturales y hasta ocultistas, entre otras, desarrolladas tanto en Europa como en el resto del orbe. En la que el lector está a punto de introducirse la elegida es la de Los Caballeros del Círculo Dorado, una realmente curiosa a partir de su nombre mismo: La KGC (Knigts of the Golden Circle)

Estamos refiriéndonos a una sociedad ce corte imperialista y esclavista que intentaba generar un gran país panamericano, que incluyera en su seno territorios de sus vecinos continentales; específicamente de México, aunquetambién se extendió subrepticiamente por territorio caribeño e incluso por el norte sudamericano.

Hay que dejar claro que los caballeros tenían como norte los estados del sur de EE.UU y que el proyecto originario fue anterior a la Guerra de Secesión, siendo su origen el vinculado a la oposición del abolicionismo que se promulgaba desde los estados norteños norteamericanos.

Esa novísima -para ese tiempo- entidad de nuevo cuño sería la que debía recibir el nombre de Círculo Dorado –o Círculo de Oro-, que abarcaría según los historiadores una extensión de tres mil novecientos kilómetros cuadrados.

Eran –vale recalcarlo-, que los caballeros eran componentes o simpatizantes del Partido Demócrata, que se distinguían por ser los más reacios a terminar con el sistema esclavista imperante, con el objetivo de sustituirlo por una industrialización deshumanizada, pagadera con salarios míseros.

El plan

La idea a desarrollar no era otra que anexar el norte de México, extendiendo así las tierras susceptibles de cultivo a gran escala, esto es subdividiéndolas en veinticinco provincias dedicadas puntualmente a la agricultura, trabajadas con esclavos, según el fundador de la sociedad.

Me refiero a un médico de Indiana, pero residente de Cincinnati, Ohío, que sus padres llamaron George Washington Lafayette Bickeley, quien tras una vida plena de aventuras se convirtió en un médico sin título, a la vez que fundador de una sociedad de estudios históricos y autor de una historia sobre las guerras indias.

En 1851 se estableció en Cincinnati, donde comenzó a trabajar como profesor de medicina alternativa mientras seguí publicando libros sobre ciencias naturales y de ficción.

Lo corrieron los acreedores hacia el sur del país donde se dedicó a promover una expedición a México, siendo bien recibido en el estado de Texas que se había independizado.

La fecha clave

El 4 de julio de 1854 fue la fecha elegida para crear el KGC, cuando cuatro miembros y el personaje que nos ocupa firmaron el acta oficial en Lexington (Kentucky), aunque la primera sede se radicó en la mencionada Cincinnati.

Cuatro años más tarde se hizo la apertura de castillos –un romántico nombre que se daba a las sedes- en Texas y Louisiana y ese año el senador Samuel Houston, artífice de la independencia texana.

Ese año el senador Samuel Houston, artífice de la independencia texana, propuso a la Cámara iniciar una campaña, cuyo resultado fuera la creación de un protectorado al sur de Norteamérica, el que debía empezar en tierra mexicana y se iría extendiendo a Guatemala, Nicaragua, Honduras, El Salvador y Costa Rica.

La propuesta fue desestimada.

En 1858 se abrieron castillos (el romántico nombre que se daba a las sedes) en Texas y Louisiana. Ese mismo año el senador Samuel Houston, artífice de la independencia texana, propuso a la cámara iniciar una campaña cuyo resultado fuera la creación de un gran protectorado al sur de EEUU que empezara en tierra mexicana y se extendiera por Guatemala, Nicaragua, Honduras, El Salvador y Costa Rica.

Territorio que pretendían influir los Caballeros del Círculo Dorado

La propuesta fue desestimada y en la primavera de 1860 ya contaban con cuatro mil miembros, repartidos en alrededor de veinte “castillos” a las órdenes de Elkanah Greer, un general que terminaría combatiendo en la Guerra Civil a favor de la Confederación.

Algunos terminaron por integrar un contingente armado que llegó hasta Río Grande, donde Bickley debía unírseles con refuerzos traídos desde Nueva Orleans.

A pesar de ello no pudo encontrar fuerzas suficientes y todo quedó en la nada, acarreándole un enorme descrédito y finalmente la expulsión.

Al mes siguiente convocó a una convención de la sociedad en Raleigh –Carolina del Norte- y volvió a abocarse al control del KGC.

 

La nueva campaña militar

Bickley empezó a organizar una nueva campaña militar, pero las cosas habían cambiado en EE.UU y ahora era la política nacional la que reclamaba la atención.

El KGC era un firme partidario de James Buchanan, presidente por el Partido Demócrata desde 1857, en sustitución de su compañero ideológico Franklin Pierce, ya que Buchanan era partidario de respetar el derecho de los estados del sur al esclavismo. Así lo había declarado en el discurso inaugural advirtiendo del riesgo de fractura del país.

Apenas un par de días después, el Tribunal Supremo dictaba sentencia sobre el caso Dred Scott contra Stanford, por la que el primero, un esclavo negro que reclamaba su libertad por haber conseguido refugiarse en el norte, debía ser devuelto a su antiguo dueño porque a los esclavos no se les reconocía la ciudadanía estadounidense.

El país, finalmente, quedó sumergido en una ola de violencia entre esclavistas y abolicionistas que no auguraba un futuro halagüeño para los estadounidenses.

En ese turbulento contexto, agravado por el llamado Pánico de 1857 -una terrible crisis económica que afectó tanto a la industria como al campo y la banca, sobre todo en el norte estadounidense-, fue creciendo la sensación en los estados sureños de que era necesaria la secesión para proteger sus intereses.

El KGC retomó entonces su idea del Círculo Dorado, que estaría separado de los estados del norte por la línea Mason-Dixon, esto es una antigua frontera colonial que pasaba por Maryland, Pensilvania, Delaware y Virginia Occidental.

Incidente

En 1859 se produjo el incidente de Harper’s Ferry -un grupo de fanáticos abolicionistas asaltó un arsenal-, como resultante DE UNA manifestación más extemporánea de una serie de incidentes menores y boicots mutuos entre ambos bandos.

La victoria de Abraham Lincoln en las elecciones presidenciales supuso el definitivo cambio de orientación de los Caballeros del Círculo Dorado: la aventura mexicana quedaba aparcada y el objetivo inmediato pasaba a ser la secesión.

El 15 de febrero de 1861, una fuerza de medio millar de hombres dirigidos por el ex-ranger Ben McCulloch, ocupó el arsenal federal de San Antonio, entregado sin lucha por el general David E. Twiggs, quien fue premiado con un mando en el ejército confederado.

Ciento cincuenta de aquellos hombres pertenecían al KGC, al igual que otros muchos que protagonizaron otras acciones por el estilo en lo que era un clima prebélico patente.

Ese mismo año, varios de ellos se adueñaron temporalmente de parte de Nuevo México, a las órdenes del teniente coronel John Robert Baylor, en una campaña que se repitió al año siguiente. Paralelamente, otros atacaban intereses unionistas.

Algo curioso, resulta ser que no todos los caballeros eran sureños. El expresidente Franklin Pierce se ganó fama de ser uno de ellos por sus críticas contra Lincoln, si bien él lo negó rotundamente.

De hecho, la sociedad ya se había extendido por lugares alejados del sur como Kentucky, Ohío, Illinois, Missouri, Iowa e Indiana.

A los miembros norteños, que eran pro-esclavistas, se los llamaba popular y despectivamente copperheads -un tipo de serpiente venenosa-, porque se manifestaban contrarios a la guerra, oponiéndose al reclutamiento obligatorio y escondiendo a los desertores, lo que desencadenó su represión por el gobierno federal con múltiples detenciones.

Al desatarse abiertamente las hostilidades, el KGC participó activamente, tanto en el plano institucional como en el individual, aunque en el primer caso la sociedad se vio envuelta en un turbio asunto de estafa con la emisión de bonos a su nombre.

A finales de 1863 se produjeron una serie de cambios tras una reorganización de su estructura que dejó fuera al fundador -sustituído por el copperhead Clement L. Vallandigham– e impuso un nuevo nombre: Orden de los Caballeros Americanos, si bien poco después volvía a trocarse por el de Orden de los Hijos de la Libertad.

Algunas fuentes –calificadas de “fantasiosas”- llegaron a sumar unos trescientos mil miembros, pero su momento había pasado ya. La potencia industrial de la Unión y sus continuas victorias en el frente, que decantaban claramente la contienda hacia su lado, llevaron a la sociedad a la disolución a despecho de los sectores más extremistas, no obstante, minoritarios.

Bickley, que servía como cirujano militar, estuvo en prisión desde el verano de 1863 hasta el otoño de 1865, acusado de espionaje y dudosas leyendas lo relacionaban con el asesinato de Lincoln y el intento de hacer otro tanto con Ulysses Grant y un plan para iniciar una nueva secesión, financiándola con un tesoro enterrado por partes a lo largo del país, esperando el momento propicio.

Otra más sobre el mítico oro confederado sobre el que se han hecho varias documentales que llegan hasta el presente en la televisión.

Vale agregar que a lo largo de su historia, Estados Unidos intentó la expansión territorial a costa de México, utilizando estandartes tales como la Doctrina Monroe o el Destino Manifiesto que exposlió territorios tales como Sonora y el Istmo de Tehuantepec.

Fuentes: La intriga oscura. La historia real de la conspiración de la Guerra civil, de Frank Van der Linden; Historia de la Masonería en Estados Unidos (Mario Escobar y La secreta historia de la guerra civil, Mark Lause. (Jackemate.com)

 

(*) Licenciado en Periodismo – rimar9900@hotmail.com

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