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Por Ricardo Marconi (*)

Está comprobado que pueden pasarse un mes sin alimentarse, soportar las temperaturas polares, así como las desérticas y aún más -70 grados-, detectar los movimientos del aire, sobrevivir a las radiaciones nucleares y esquivar un pisotón en 44 milésimas de segundo, según el entomólogo Theodore Granovsky, todo un experto en cucarachas.

Pero eso no es todo, también desarrollan mutaciones resistentes a pesticidas y transmitir sus logros a las siguientes generaciones.

El desabastecimiento de alimentos en grandes regiones del orbe a llevado a los especialistas a profundizar investigaciones entomológicas y científicas que habrían permitido establecer que se puede utilizar a las “cucas” como proveedoras de leche, ya que tiene un mayor porcentaje de “proteínas, grasas y azúcares” que da la vaca.

Granovski, trascendió, dejó reproducirse a las cucarachas libremente en su casa de Texas, donde realizó experimentos que el permitieron establecer, sin duda alguna, que el alimento preferido de estos coleópteros era el pan negro mojado con cerveza.

En entrevistas, el especialista afirmó, sin dudarlo un instante, que “eliminar las cucarachas es muy difícil. Tienen a su favor 300 millones de años” y agregó que “los insectos son los que mayores posibilidades tienen de sobrevivencia en el planeta y este animalito es uno de los adaptables a las peores circunstancias, ya que por ser de sangre fría posee otra sensibilidad para soportar situaciones que a los mamíferos lo llevan a la muerte”.

Se meten en cualquier grieta y aprovechan cualquier resto de comida, se reproducen rápidamente –ya que una hembra Blatella germánica –la más común-, pone una cápsula con cuarenta huevos cada veinte días y no necesitan al macho para reproducirse.

Los especialistas explican que están asociadas con una amplia variedad de 40 bacterias patógenas que generan enfermedades a través de las heces y la saliva con la que contaminan alimentos y utensilios de cocina.

En los ensayos de laboratorio se encontraron gérmenes que producen diarrea, disentería, tifoidea, cólera y  lepra, mientras que al mudar su piel dejan organismos alérgicos que ocasionan sarpullido y alergias.

Sirven como comida de animales y predadores., con lo que cumplen una función en la cadena alimentaria.

Leche de cucaracha hawaiana

En el 2016 se llevó adelante un estudio científico que descubrió la leche de cucaracha, de la que se estableció que no sólo es sostenible, sino que también es mucho más nutritiva que la de vaca. Lo que sí hay que agregar que la cucaracha debe provenir de la especie muy específica que se encuentra en Hawai.

La entomofagia, como se denomina al consumo de insectos como alimento, se acerca a su industrialización a pasaos agigantados.

En Europa ya salieron a la venta aperitivos a base de gusanos y grillos especiados, aunque luego fueron retirados del consumo por existir “lagunas” en la normativa de la Agencia Europea para la Seguridad Alimentaria (EFSA), sobre insectos producidos para consumo humano,

Otros países como México y varios del sudeste asiático llevan siglos consumiendo insectos en sus dietas diarias.

Una gran parte gran parte de la sociedad ve difícil hacerse a la idea de masticar un saltamontes rebozado, un «chapulín» o degustar una oruga picante.

Eso es una cuestión cultural, claramente, ya que esas mismas personas comen moluscos y crustáceos, de aspecto y textura no mucho más agradable. (Jackemate.com)

 

(*) Licenciado en Periodismo – rimar9900@hotmail.com

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